Mientras escribía viajaba
por los laberintos de sus sentidos.
Aquella mirada insegura
apresurada y rechazada
la atrapó en la terminal.
En ella se reflejaba innumerables miradas
empaquetadas en su equipaje de mano,
inmortalizadas en sus poemas
para rescatar aquellos interiores temerosos
que espiaban a través de los ojos.
Tal hazaña resultó una quimera
cuando al intento del recate
emprendió un viaje rumbo a un nuevo destino
y al desencuentro de lo ya conocido.