Mientras escribía viajaba
por los laberintos de sus sentidos.

Aquella mirada insegura
apresurada y rechazada
la atrapó en la terminal.

En ella se reflejaba innumerables miradas
empaquetadas en su equipaje de mano,
inmortalizadas en sus poemas
para rescatar aquellos interiores temerosos
que espiaban a través de los ojos.

Tal hazaña resultó una quimera
cuando al intento del recate
emprendió un viaje rumbo a un nuevo destino
y al desencuentro de lo ya conocido.

 

 

 

 

Si alguna vez,
Mis emociones irreprimibles
Se acongojaran
Y decidieran escalar ilusiones vagas,
Yo me treparé en los sentidos marchitados
En el angar de sueños impublicados
Y mientras les revelo sus desavenencias
Columpiaré entre mis cejas su decisión.

Infinito mientras dure.

Si me ves partir,
Y los fantasmas que trepan mi espalda
Se despiden con ceño fruncido,
Lánzales una mirada destellante
Que les furmine la cara
y extravíen el camino
Que me lleve de vuelta a ti.

Hoy,
Me aparto de las contemplaciones absurdas,
De existencias imaginadas
Con gestos maquillados
Y me arrimo a mi librero
Acariciando a mi gato
Y a sus obsesiones subversivas
Delatada en su mirada.

Ya el reloj de mi pared marcó la hora
Y le marcó la hora a cada quien.