Hoy las calles no incitan acciones
inspiradas por sus nombres.
Y desnudar el espíritu
es capacidad del poeta.

Hoy la existencia de los enamorados
en peligro de extinción,
y los momentos en fríos instantes recreados
para enmarcarse en una red social.

Hoy las costumbres son adsorbidas por el tiempo,
y las vírgenes campesinas seducidas
por el olor a ciudad.

Vivimos en un tiempo edulcorado y complejo
y sin embargo,
hoy,
me simplifico con los años
y la nostálgica distancia
de aquellos tiempos que no volverán.

Hoy imploro
el tiempo invertido
para volver apreciar el mundo con ojos infantes
mientras transcurre el espectáculo
de la seducción por lo efímero.

 

 

 

Heme aquí,
Sentada en un sofá en una noche sin luna.

Lidiando con la sensatez
y un recuerdo tuyo
que asaltó mis sentidos
dejándolos disconformes.

De tí,
conservo una foto desterrada con los años,
añejada entre las páginas de un libro
y caricias marcadas
que fermentaron en la piel.

A esa que desnudabas con pasión y oprobio
no es ni el reflejo de lo que fué:
Desde entonces mora en mí una mujer,
y esa mujer ya no te quiere.

Contémplame,
pero hazlo desde tus penumbras.
Contémplame desde fuera
y sabrás todo lo que llevo dentro.
Dentro y fuera.

Aquí estoy.
sentada en un sofá  abandonada por la luna,
Bordándote en un conjuro
para el olvido de mis adentros.