Cierta vez,
Un temible poeta
Enamoró con sus versos
A la indefensa Leonora.
La hizo levitar con suspiros
Embadurnados de ternura,
Despojó sus miedos
Cobijada en su regazo.
Aquietó su espíritu
Y cuando le hubo desnudado hasta el alma
la abandonó en el camino
deshidratado de cara al sol.
¡Que destino aguarda por la tierna Leonora!
Recorriendo caminos extraviados
Con la inocencia rota,
Drenada por el desamor
Y su vientre henchido de pecado original
Conjurada para siempre
En un verso experimental.