A mi imparable retoño,
Sofía.
Quiero pintarte en un poema.
Dibujar tu existencia con un trazo perfecto,
con inequívoca exactitud
y la improvisación maquinada
de cuando se entrega la virginidad.
Me extravío en tu regazo
y en el trecho del sentido figurativo
que se pierdió por completo,
Y tu yaces sumerjida en naturismo imperioso
revestida de expresionismo
con dolor desdibujado.
Trazaré en lienzo tu destino fortuito.
Mientras encuentro el lienzo merecedor
te recreo en los inconcientes celosos
para contemplarte en amplia perspectiva.
Mi confuso laberinto cromático
me dona colores nobles,
colores que sólo tú puedes percibir.
No entiende mucho de amor
pero delata como aconteces en mi inconciente.
Quiero pintarte en un poema.
Y plasmar en simbolismo estilístico
este amor daltónico, de madre, liberado.