Hoy las calles no incitan acciones
inspiradas por sus nombres.
Y desnudar el espíritu
es capacidad del poeta.
Hoy la existencia de los enamorados
en peligro de extinción,
y los momentos en fríos instantes recreados
para enmarcarse en una red social.
Hoy las costumbres son adsorbidas por el tiempo,
y las vírgenes campesinas seducidas
por el olor a ciudad.
Vivimos en un tiempo edulcorado y complejo
y sin embargo,
hoy,
me simplifico con los años
y la nostálgica distancia
de aquellos tiempos que no volverán.
Hoy imploro
el tiempo invertido
para volver apreciar el mundo con ojos infantes
mientras transcurre el espectáculo
de la seducción por lo efímero.