Viaje a lo Previsible

Distorsionado el tiempo
afectada la gravedad
anhelado exilio hacia el cosmos

Uncida a la tierra,
a la carne,
a los huesos
a un árbol milenario
resignado a su estado terrenal
y a las ataduras de la tierra que lo parió.

Sosegada en fuego
aúpo en mi regazo un instante paralizado
que falló en su intento de fuga
hacia un tiempo diferente.

El viento me susurra un eco.
Es el eco de mi voz
rozando por encima a la tuya
entonando un canto de vida
por haberla encontrado
y rescatado de enramadas espinas.

Con docilidad acaricio todo
y la superficie blanda
de lo que todavía es nada.
Y heme aquí,
con el corazón desnudo, a la intemperie
vomitando latidos de inconformidad
y la conciencia envilecida
escogió su estancia en mi vientre.

En mi balcón aguardo el veredicto
del ocaso del día
que acongojado se despide
impregnado de hedores circundantes
por actitudes insolentes, desconfiadas, inseguras
cohabitando en este mundo
henchido de vanidad.