Cae la lluvia con olor a cielo.
Regando los campos labrados por campesinos anónimos
Mojando cactus guardianes
de aquel Sur olvidado
y techos deshidratados
calentados por un sol dictador.
Devuelve con plenitud la fertilidad a los árboles,
y al paisaje embrujador
que lega su belleza tropical
a los transeúntes.
La noche se instala,
acompañada de una jarizna suave
que bautiza a seres revoltosos
que intimidan el canto nocturno de los grillos.
El ingenio materno improvizado los civiliza
con un cuento de cuna.
Les robustece la imaginación
y aúpa sus esperanzas
con el beso de la noche.