Flor Salvaje

A Sofia,
como todo, para siempre.

Nació en su plena madurez
En el crepúsculo vespertino
De un día estéril.

Llebava inscrita la frescura
A flor de piel
Como un rocío matinal
Debutando en las mañanas
De la quinceañera primavera.

Cálida, frágil, revoltosa.
Se colúmpia sonriente
Con su escasa modestia infante
Que conmueve.

Fugitiva de su imaginación
Se desliza peinando
La larga cabellera de la montaña
Que la acoge por su proverbial inocencia.