Autora: Patricia Soriano.

La productividad se considera como el determinante más importante del estándar de la vida en un país. Cuando la productividad de un negocio aumenta, la compensación salarial tiende a subir. Esto se debe a las economías de escala: el incremento en la producción con los recursos iniciales presiona el costo de producción del bien ofertado hacia abajo y esto tiende a aumentar la demanda. Con el fin de poder satisfacer la misma, la empresa desea de contratar nuevos empleados, y el incremento en la nueva demanda laboral tiende al aumento salarial que hace fluir parte de las ganancias marginales en la productividad hacia los empleados. Esto últimamente incrementa el estándar de vida de ese grupo particular de empleados y de forma general aumenta su consumo en la sociedad.

Es comúnmente conocido que el incremento en la productividad es resultado de un conjunto de factores entre los cuales se destacan: la acumulación de capital, la tasa de retorno en las inversiones, la tasa de innovación y el proceso de difusión tecnológica, métodos organizacionales, gestión de abastecimientos, el desarrollo de la infraestructura física, nivel de educación y las competencias, y la gestión de recursos humanos.

Históricamente, los economistas se han mostrado interesados en estudiar los efectos del progreso tecnológico, con el desarrollo de las computadoras personales estas se han convertido el enfoque principal de su atención. La opinión oscilaba entre el escepticismo extremo y el optimismo cauteloso. En el año 1987, el premio Nobel en economía, Robert Solow dijo que la era de las computadoras puede ser observada en todos los lados menos en las estadísticas de productividad. La declaración paso a ser conocida como la paradoja de la productividad y desde ese entonces ha sido debatida ampliamente. Una de las razones por las cuales el consenso no ha sido posible es el hecho de que los economistas utilizan dos medidas para medir la productividad: una se refiere al estudio de la productividad laboral medida en horas hombre, y la otra conocida con el nombre TFP (Total Factor Productivity), un artefacto teórico que trata de expresar la eficiencia agregada del capital y las horas hombre utilizadas.

En el contexto de la América Latina, de manera general, las opiniones de los académicos tienden a falsificar la hipótesis de Solow. Oliver y Sichel han demostrado que las inversiones en el área de tecnología han sido el factor clave en el crecimiento de la productividad atribuyendo aproximadamente la mitad del crecimiento productivo de la década de los años 90’ a las inversiones en IT. De lo restante aproximadamente un 40% se ha atribuido al incremento en la eficiencia en producción computarizada. Jorgensen y Stiroh llegaron a conclusiones similares. Los autores han estimado que el crecimiento de productividad se situaría cerca de 2.3% en la primera década del milenio. Algunos autores consideran que el “boom” productivo no duraría mucho dado que la tecnología de computación tiende a desplazar productos y servicios existentes. Así por ejemplo, las descargas de la música han depredado las ventas de discos, la amplia disponibilidad de noticias está destruyendo el modelo de negocio de los periódicos y medios impresos, el ancho de banda y la velocidad de internet empiezan a indicar que también se acerca el fin del cable y la televisión (hola Netflix!), mientras que el comercio electrónico tiende a desplazar tiendas físicas manejando volúmenes individuales mas pequeños e incrementando masivamente los costos de envío1. De acuerdo con NBER, el crecimiento promedio de la productividad en los periodos 1800-1840, 1840-1880, 1880-1920, 1920-1960, 1960-200 ha sido, 0.55%, 1.45%, 1.30%, 1.80% y 2.40% respectivamente. Sin embargo, tal y como indican algunos estudios recientesi, a partir del inicio del nuevo milenio, la tasa de crecimiento se ha reducido progresivamente para alcanzar el 2.0% a nivel global y apenas el 0.8% en países desarrollados para el año 2015ii. En Europa, esta tendencia es aun más preocupante ya que un número creciente de países en la actualidad registra tasas decrecientes.

El comportamiento en los países emergentes (excluyendo a China) indica que hasta el momento el tope alcanzado coincide el “boom” en el precios de los commodities a finales de la primera década del milenio, y al parecer, el péndulo se ha revertido, ocasionando problemas graves para los países productores de materias prima

Gráfica 1
La Tendencia de la Productividad Laboral (1971-2014)

Fuente: The Conference Board Productivity Brief.

Los planteos de algunos autores como Robert Gordon sugieren la misma persiste en el tiempo vinculando la naturaleza decreciente de la productividad laboral al incremento en las inversiones en la tecnología y sistemas de información. Entre razones que justifican la existencia de la paradoja de la productividad, comúnmente se destacan cuatro: incapacidad para realizar las mediciones exactas, la curva de aprendizaje, la redistribución y disipación de las ganancias, y la administración deficiente de los sistemas de información. Indiscutiblemente, los retornos decrecientes producto de las inversiones en el área tecnológica también parecen haber jugado un papel importante. Si bien es cierto que la productividad laboral se encuentra estrechamente vinculada con la innovación, ¿Qué implicaciones tiene esto a medio y largo plazo para los paises?

La respuesta no es tan fácil. Observando la Grafica 1 se puede inferir que típicamente, tal y como la mayoría de las determinantes económicas, la productividad es altamente cíclica. El crecimiento acelerado en la década de los años 90’ del siglo pasado coincide con la aplicación comercial de importantes innovaciones en el ámbito de telecomunicaciones y redes (con el rezago de 20-30 años). Asimismo, ha sido demostrado que las políticas comerciales (u otros aspectos organizacionales) tienen un efecto importante y directo sobre la producción y el bienestar. Por ejemplo, el crecimiento de la Gráfica 1 coincide con el empuje de las políticas del Consenso de Washington y la liberalización de los mercados resultando en un incremento masivo de la producción y el comercio mundial, particularmente afectando de manera favorable a los países emergentes. Esto parece sugerir que la tendencia decreciente actual es un efecto temporal.

Por otro lado, algunas investigaciones de las patentes registradas e innovaciones transciéndales pintan un panorama oscuro. La hipótesis controversial de Huebneriii propone que la innovación tecnológica ha alcanzado el máximo histórico en el año 1873 y para el año 2005 se situaba al nivel del inicio siglo XVIII. Las investigaciones posteriores separadas de Tainteriv y Gordonv han corroborado el planteo inicial de Huebner. El primer autor, utilizando la información de la Oficina de Patentes de Estados Unidos, encuentra que la tasa de patentes tiene trayecto descendiente desde la década de los años 70’, y sugiere que a pesar de las evidencias de un aumento sostenido en la cantidad de publicaciones científicas, la productividad de dichas publicaciones ha sido decreciente. El segundo autor se pregunta qué tanto hacia el limite inferior puede podría reducirse la tasa de crecimiento económico. Analizando la data de crecimiento a partir del inicio de revolución industrial, el autor concluye que los ciclos de beneficios que rinden las revoluciones productivas son cada vez más cortos y que por lo tanto registran el potencial decreciente.

A pesar de que no existen respuestas definitivas acerca del futuro, las evidencias indican claramente que se ha producido una reducción en la tasa de innovación en los últimos 40 años, y que esto, sin dudas ha afectado la productividad laboral. Tomando en cuenta el estado de situación económica mundial, y particularmente la falta de crecimiento que experimentan muchos países, esto demuestra ser un problema de vital importancia. La experiencia posterior a la crisis financiera del 2008-2009 nos ha enseñado que los banqueros no tienen la capacidad directa para restaurar la prosperidad. Lo que parece ser menos claro es en qué grado la caída en la productividad es de carácter transitorio y cuál será su permanencia. Para los países emergentes esto significa que no pueden dormirse, a pesar de que su fase del ciclo de desarrollo implica cierto rezago en los efectos (dado que aun presentan crecimiento productivo), deben reconocer que tarde o temprano se verán afectados por los malestares de los países hoy considerados desarrollados.

Finalmente, los investigadores aun no han podido ofrecer explicaciones coherentes y satisfactorias que justifiquen la tendencia decreciente en la tasa de innovación. Sería interesante saber si el ciclo actual se desprende puramente del incremento en la complejidad según la propuesta por Tainter o se puede deber a otras razones. Por ejemplo: la dinámica organizacional. ¿Podrá ser explicada y en qué medida por la creciente monopolización corporativa de las patentes? Recordemos que la capacidad y la respuesta de resolución al problema son dos caras de la misma moneda.

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Notas:

I. OECD (2015). OECD Compedium of Productivity Indicators 2015. ISBN 9789264229532. ii The Conference Board (2015). II. The Conference Board Productivity Brief. III. Huebner, J. (2005). “A possible declining trend for worldwide innovation”. Technological Forecasting and Social Change 72 (8): 980–986. IV. Strumsky, D.; Lobo, J.; Tainter, J. A. (2010). “Complexity and the productivity of innovation”. Systems Research and Behavioral Science 27 (5): 496. V “Is U.S. Economic Growth Over? Faltering Innovation Confronts the Six Headwinds”. National Gordon, Robert J. (2012).

Fuente: Magazine – Textile.

El clúster económico se define como un conjunto de relaciones empresariales conectadas en cadenas productivas que pertenecen al mismo grupo industrial. Se caracteriza por la relación que oscila entre cooperación y competencia donde todos los integrantes activamente procuran maximizar sus ventajas competitivas.

El fundamento de esta actividad implica que el incremento en la especialización crea más conocimiento, y la aplicación de las ideas tangibles finalmente se traduce a una mayor eficiencia productiva.

Los clústeres afectan la competitividad en tres formas:

  • Primero, enfrentados a una demanda creciente, aumentan la producción de las firmas.
  • Segundo, incrementando la capacidad de los participantes del clúster a innovar.
  • Tercero, estimulando la formación de nuevos negocios que soportan la innovación y tienen la función de seguir con la expansión del clúster.

Este enfoque potencia los efectos de la externalidad positiva, enlaces productivos, generación de nuevos conocimientos, la imitación, y soporta las instituciones que son importantes para la competitividad a nivel amplio. Los estudios académicos han comprobado que las empresas situadas dentro del clúster registran mayor tasa de crecimiento respecto a empresas aisladas y a su vez mejoran el funcionamiento mismo del clúster.

El caso de la industria de vinos en Chile es un ejemplo de éxito en la economía de clúster. El estudio de Giuliani y Bell[1] nos planteó que, a pesar de contar con una tradición que se extendía a mas de un siglo de producción de vinos, no fue hasta los años 80’ que Chile logró alcanzar el crecimiento crítico necesario para desarrollar exitosamente la capacidad de exportación.

A partir de la década de los años 90’, la participación chilena en el mercado mundial de vinos creció a una tasa compuesta de 27% anual mientras que la calidad del producto mejoró significativamente. Este logro se debió a una combinación de factores:

  • Primero, a nivel institucional se implementaron incentivos para invertir en el sector e incentivar a las firmas a realizar actualizaciones tecnológicas y expandir sus capacidades productivas.
  • Segundo, se facilitó el acceso a la financiación bajo un esquema altamente competitivo que impulsó el apoyo hacia la investigación en la industria y conectó a los segmentos productores con los investigadores académicos.
  • Tercero, el marketing ha sido apoyado sobre instituciones especializadas para asesorar e intermediar en el comercio del vino.

La experiencia chilena demuestra que el compromiso de crear un producto de calidad superior refuerza la necesidad de mantener el control sobre el proceso del cultivo de uvas, fomentando una tendencia hacia la integración vertical en los productores, con lo cual progresivamente se redujo la dependencia de las subcontrataciones para cultivar la fruta. Paralelamente, la asesoría utilizada ha establecido vínculos externos permanentes. Los autores concluyen que la determinante en el éxito ha sido la capacidad de las firmas individuales para absorber, difundir y creativamente explotar el conocimiento que ha moldeado la dinámica del aprendizaje del clúster.

En el caso de la República Dominicana, si excluimos al sector turismo (por sus peculiaridades), los clústeres han oscilado entre arranques exitosos y estancamiento.

Veamos el ejemplo de una industria. A mediado de los años 80’ el país ha empezado a recibir flujos importantes de inversión extranjera directa (IED) concentrada en la industria textil. Estas inversiones impulsaron el desarrollo de parques industriales bajo la estructura de zonas francas, inicialmente instalando la capacidad de producción y atrayendo franquicias que buscaban ganar eficiencia en su estructura de costos por vía del outsourcing en la producción. A medida que el número de empresas dedicada a esta actividad fue en incremento, dió lugar a que la industria se convirtiera a mediados de los 90’ en uno de los pilares de la economía nacional generando ingresos importantes de divisas por concepto de exportaciones y siendo el segundo subsector con la mayor generación de empleos (después del comercio).

En su punto máximo registrado en el año 2000, la industria textil ha generado 2,555 millones de USD en exportaciones y mas de 195 mil empleos directos. Sin embargo, ya para el año 2009, todavía en la misma década, sus ingresos se redujeron a 933 millones de USD y 112 mil puestos de trabajo, una caída drástica en tan poco tiempo. Con esto, la participación del subsector textil en las exportaciones de Zonas Francas se ha reducido de 60.8% en el año 1997 a 23.4% en el 2015. ¿Qué pasó?

Gráfico 1.

Fuente: Banco Central RD (2016)

Tres cosas. Primero, por compromisos devenidos de acuerdos multilaterales realizados entre los EEUU y un grupo de países asiáticos encabezado por China, el país ha perdido el estatus de productor privilegiado en el mercado estadounidense, nuestro principal cliente y socio comercial. Luego, el ascenso de esos países asiáticos (China, Vietnam, Bangladesh, Malasia) como productores de bajo costo planteó una amenaza directa al modelo de negocio inicial. Finalmente, la falta de capacidad innovadora se reflejó en dos niveles: estancamiento de la capacidad técnica para renovarse a sí misma perdiendo competitividad y depredando al clúster; a nivel estratégico, cambiando el modelo de negocios en búsqueda de la supervivencia, la tendencia ha sido direccionar la producción de manera creciente a mercados menos sofisticados y con menor poder adquisitivo (ejemplo: Haití y el mercado interno).

En la investigación renombrada Porter[2] planteó que los sectores tradicionales no deben ser abandonados sino actualizados. Las actualizaciones tenderán a reducir el empleo en algunos casos, dado que las firmas trataran de desplazarse hacia los segmentos más productivos, sin embargo, últimamente son las fuerzas del mercado que determinan cuales clústeres tendrán éxito y cuales dejarán de existir. Parece que en el caso de la industria textil de la República Dominicana, las fuerzas del mercado ya han marcado su futuro.

[1] Giuliani, Elisa, and Martin Bell. “The micro-determinants of meso-level learning and innovation: evidence from a Chilean wine cluster.” Research policy 34.1 (2005): 47-68.

[2] Porter, Michael E. “Location, competition, and economic development: Local clusters in a global economy.” Economic development quarterly 14.1 (2000): 15-34.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Anoche el tibio viento del verano

pasó revoloteando por mi jardín.

Portaba consigo el osado aroma

destilado por tu piel cuando me deseas.

Resentida por tu ausencia,

absorví tu aroma cercenado por el tiempo y los recuerdos.

En reconfortada resignación

abracé el orgullo que venció lo que sentimos.

Así matamos lo que amamos,

agotando la escasa ración de esperanza

que una pasión en agonía cosechó;

dos rostros que envejecieron en la  espera incierta

de recibir lo que jamás dieron.

Shenzen, China. Foto: Dong Wenjie/Getty Imahes 

Autores: Patricia Soriano, Stefan Bolta

Este artículo fue publicado en la revista Gestión y Competitividad (2017).

La naturaleza de la empresa es buscar el crecimiento propio incrementando la eficiencia a través de la innovación, incorporando nuevas técnicas y factores de producción, tecnología, conocimientos y organización que le permitan colocarse en una mejor posición competitiva y creando mayores beneficios para sus accionistas.

La competencia como principio fundamental de una economía de mercado propicia una brecha favorable que tiende a efectuar lo que se denomina “Spillover”. El spillover es el beneficio marginal indirecto a mediano y largo para la economía que surge a partir de la competencia y cambios tecnológicos. Cuando un país es receptor de Inversión Extranjera Directa (IED), se manifiesta a través de cuatro canales.

  • El primero de ellos es la imitación; mediante la llegada de empresas extranjeras con proyectos nuevos de inversiones motiva a las empresas locales hacer el intento de entrar en las mismas actividades o mejorar la eficiencia y captar parte de las rentas percibidas.
  • Segundo, el Capital humano, implicando el aprendizaje de habilidades técnicas y formación de expertos en áreas importantes de la producción. A su vez esta capacitación permite que el país desarrolle un nicho de especialización.
  • Tercero, la competitividad, que posibilita que las firmas locales focalicen el compromiso de mejorar. Por último, la exportación, en donde la dinámica spillover crea además un flujo mayor y dinámico orientado hacia el incremento de las exportaciones ya que los productores locales tienden a volverse más competitivo gracias a este efecto.

Veamos algunos ejemplos exitosos en la República Dominicana: El ingreso de la compañía telefónica France Telecom (posteriormente Orange) alteró el esquema competitivo del sector de telecomunicaciones forzando a las compañías existentes (CODETEL y Tricom) mejorar sus productos y servicios considerablemente.

Acorde con las estadísticas de Indotel, en el año 1996, en el país había un poco más de 701 mil líneas de teléfono (fijas y móviles) con la tasa de digitalización de apenas un 18.6%. En el 2000, año en el que Orange empezó a ofrecer sus servicios a los consumidores, los datos indican que había alrededor de 1.6 millones de líneas y alrededor de 65.5% del sistema era digitalizado. 5 años después, las cifras indican 4.5 millones de líneas y la digitalización superior a 99%. Acorde con las estadísticas de Indotel, al cierre de Julio de este año, la empresa Claro lidera el mercado móvil con una participación del mercado de 51.3% mientras que Orange mantiene una participación de 40.8%. En el caso de la primera, en la lucha por mantener su liderato en el mercado se ha visto forzada a realizar cuantiosas inversiones en la plataforma e infraestructura con fines de poder retener sus clientes existentes y captar nuevos.

El principal beneficiario de esta competencia ha sido el pueblo dominicano que ahora paga menos o igual por su servicio (en términos reales) mientras obtiene una mayor cobertura y a mejor conveniencia. Hasta donde ha llegado la intensa competencia por los clientes puede ser medido en la agresividad de los programas de lealtad: los celulares que las empresas de telecomunicaciones nos ofrecen en la actualidad son altamente subsidiados (o totalmente), y los ciclos para renovar dichos contratos son cada vez mas cortos. Esto evidencia que el servicio de las telecomunicaciones opera cada día mas con el margen operativo mas estrecho.

Recientemente, tenemos un ejemplo de disrupción competitiva mucho mas interesante: el caso de Uber. Fundamentalmente, esta es una empresa tecnológica que funciona por vía de una aplicación (app) móvil conectando a conductores registrados en como proveedores de servicio con usuarios que deseen ser transportados de manera confortable y fiable a cambio de un coste justo por tiempo y distancia. Uber no mantiene flota de vehículos, no invierte en infraestructura, no paga salarios fijos. Y aún así, se ha convertido en la empresa de transporte privada mas grande del mundo! Esa es la gran innovación. Para sus clientes, la conveniencia de Uber se fundamenta en los siguientes aspectos:

  • La forma altamente regularizada de tarifas establece transparencia en el cobro y resuelve ese problema clásico del taxista “tíguere” con el que a todos nos ha tocado lidiar (especialmente en zonas turísticas). Además, tiene la conveniencia de requerir el uso únicamente con la tarjeta de crédito.
  • El uso de una aplicación móvil facilita considerablemente la solicitud de servicios ya que no requiere conversación.
  • Debido a que tanto los conductores como los usuarios registrados interactúan libremente, Uber ha incluido un sistema de puntuación para ambos.
  • Por reglas, a los choferes se les impone un límite máximo de años permitidos para el vehículo circular. En el caso de conductores, antes de ser admitidos son evaluados psicológicamente, y posteriormente, la revisión de su comportamiento es continua y determinará si seguirán formando parte de la empresa.
  • Del lado de clientes, la puntuación asignada por los conductores es visible únicamente para los prestadores de servicios, por tanto aquellos clientes que no se comporten de manera adecuada en el futuro podrán tener sus servicios rechazados. Estos aspectos le han sumado satisfacción entre los usuarios del servicio, y a la vez, su éxito inicial ha dificultado el arranque en los nuevos mercados debido a la oposición por parte de los sindicatos de empresas transportistas locales, los cuales controlan los servicios de transporte urbano y el precio en un esquema altamente oligopólico.

La resistencia a la competencia por parte de los gremios de taxistas y empresas transportistas desde la entrada de Uber al mercado dominicano se manifestó de inmediato. Estos oficialmente han sustentado que la competencia de la empresa extranjera es desleal, ilegal y dañina por la supuesta informalidad, en un intento de proteger el modelo de negocio feudalista fundamentando en barreras de entrada y que beneficia solamente a unos pocos en la cima de la pirámide (quedando el consumidor con poca elección y en el nivel mas bajo de esa pirámide).

Una forma de barrera de entrada son los “derechos” adquiridos para operar en zonas particulares (ej.: zonas turísticas). Estos “derechos” con frecuencia tienen el costo en múltiplos de 100,000 pesos, y van acompañados de otras cargas financieras como lo son la placa de registro, arrendamiento de vehículos u otros. A cambio, los choferes cobran tarifas fijas que superan lo normal y tienen asegurado cierto nivel de ingresos con el mínimo trabajo. En las zonas metropolitanas la competencia es mas intensa ya que existe menos protección.

Veamos el ejemplo de Apolo taxi, una de las primeras en ofrecer este servicio, y con más de 15 años en el mercado. En la humilde experiencia personal de esta autora, el servicio tradicionalmente ofertado por Apolo ha sido paupérrimo: centrales congestionadas al momento de solicitar el servicio, operadores que no atienden al cliente ni escuchan las instrucciones, unidades de servicio en muy malas condiciones (y mas frecuentemente: sin aire acondicionado, a menos que se puntualice que se desea una unidad confortable al realizar la solicitud), choferes que no tienen ni el mas mínimo concepto que experiencia de servicio deben brindar a sus clientes (volumen alto, música de su preferencia, malos modales) y finalmente, tarifas discriminatorias que variaban según la percepción que tenía el chofer del poder de compra del cliente.

En la era post-Uber, un poco mas de un año después podemos apreciar lo siguiente: Apolo incorporó una aplicación móvil a su oferta, las centrales telefónicas sufren considerablemente menos congestión, los operadores le dedican mas tiempo a los clientes, las unidades que prestan servicio se encuentran en mejores condiciones (parque vehicular mas nuevo) y las tarifas son fijas a montos razonables! Aún les falta mejorar la experiencia del servicio, sin embargo, como cliente puedo evaluar que el cambio ha sido positivo.

He aquí precisamente el beneficio percibido del spillover: la imitación y el aprendizaje involuntario. La competencia forzó Apolo a tomar medidas para mantener la participación en el mercado. El principal beneficiario de esto ha sido el consumidor: ahora obtiene más pagando menos. La competencia es buena! Nos faltan más experiencias como ésta. Hagamos que se conviertan en realidad. Seamos parte del cambio.

Un mar desnudo
se confiesa culpable

De cubrir con salitre
pensamientos sedados de conformidad

Por camuflajear amores de verano
fugaces y miedosos

De sonsacar a gaviotas
risueñas que le vigilan
para arrebatar resplandores

Ese mar yace ahí culpable…

culpable de no haber contagiado
con el furor de sus olas
a los que crecieron junto a él
y hoy le contemplan indiferente.

 

 

Frente al mar,

en la noche de un verano posesivo
que se instaló sin deseos de marcharse
una comparsa de estrellas
dibujaron un mapa en el firmamento


En él descifré las desventuras
que aferrada a tí me aguardarían

Sin remordimiento conspiré
 para que la sinfonía del eco de mar|
te sedujera,
y la ninfomaníaca noche
te hiciera mi rehén.

Apresuré a despojar de tu dominio mis pensamientos
los que conjuré en mi bien por venir

Y en aquella noche de verano,
bajo el hechizo del encanto lunar
aunque vencida
y reducida a la nada
abracé a mi recién nacida tranquilidad
que con renovado hálito te desterraba,
¡Endemoniada soberbia!

Cae la lluvia con olor a cielo.
Regando los campos labrados por campesinos anónimos

Mojando cactus guardianes
de aquel Sur olvidado
y techos deshidratados
calentados por un sol dictador.

Devuelve con plenitud la fertilidad a los árboles,
y al paisaje embrujador
que lega su belleza tropical
a los transeúntes.

La noche se instala,
acompañada de una jarizna suave
que bautiza a seres revoltosos
que intimidan el canto nocturno de los grillos.

El ingenio materno improvizado los civiliza
con un cuento de cuna.
Les robustece la imaginación
y aúpa sus esperanzas
con el beso de la noche.

A Sofia,
como todo, para siempre.

Nació en su plena madurez
En el crepúsculo vespertino
De un día estéril.

Llebava inscrita la frescura
A flor de piel
Como un rocío matinal
Debutando en las mañanas
De la quinceañera primavera.

Cálida, frágil, revoltosa.
Se colúmpia sonriente
Con su escasa modestia infante
Que conmueve.

Fugitiva de su imaginación
Se desliza peinando
La larga cabellera de la montaña
Que la acoge por su proverbial inocencia.

 

 

 

No hallé en su mirada
rigida, fija y glacial
algún movimiento sutil
que me diera un poco de esperanza,
o alguna calidez que consiguiera tibiar
la sangre que cuaguló.

Obsevé lo que sería el descenlace.

Tiempo atrás
había sucumbido su corazón aún infante
por decepciones que la complacencia disfrazó
y los espiríritus indisciplinados
le hacian celaje a un cuerpo que su alma aborrecía.

Ha decidido su destino.
Va caldeando todo a su paso,
Con cada paso.
Nisiquiera los arbustos sobreviven
la lejía que destila su presencia.

Agitado en su cauce
intenta despojar lo que acarrea consigo
o el peso de la culpa que consuela.

Ha amanecido y continúa vivo.
Vivo para otro día cotidiano.

Sabe lo vano que resulta intentar
almacenar el tiempo o la belleza
y contempla excelso,
cargando tras su espalda
la poca voluntad que le queda
que no le abandona por lástima.

Así por mera burla
la vida le incitó los años:
Reercarnando en cicatrices,
habituándose al cuerpo que habitaba
y que el alma aborrecia.

Para cuando el viento tenebroso llegó
a secar la humedad de sus labios
había decidido reinventarse
cada día
así mismo.

A la fragilidad que nos  enveulve y nos hace fuerte,
Mujer.

En las madrugadas primaverales
recorro caminos milenarios
escoltados por la caña de azúcar.

Pisando la tierra aún dormida,
sintiendo la hierba frágil y húmeda.

Yendo hacia algún rumbo cualquiera
despojada de mi misma
de recuerdos y tormentos,
la incertidumbre y el pasado
de mi bata blanca campesina
que se excita al rozar mis pezones.
Acosada por un viento sonsacador
que me besa la piel
y me suelta el pelo para rozar mis nalgas.

Mientras el amanecer me susurra su secreto
eyacula su resplandor con un rocío precoz.
Pero no escucho,
no miro,
no hablo ni pienso.
En vez,
respiro y siento
abrazada al sabio camino
con el pensamiento desnudo,
con la piel expuesta a la jarizna que me hidrata.
Caminando feliz.
Feliz,
como sólo lo sabe ser una mujer.